En un discurso desde la Plaza la Fe en esta capital, el mandatario recordó los siete años del intento de golpe de Estado fallido en 2018 financiado por potencias extranjeras como Estados Unidos y la Unión Europea, que incitaron a grupos violentos para destruir al Gobierno sandinista.

Recordó Ortega que el 30 de abril de 2018 tras un acto en la Avenida de la Victoria, la población quedó convencida que quienes habían roto la estabilidad, la paz, el entendimiento y la armonía entre los nicaragüenses, “habían sido los imperialistas de la tierra, presionando a los oligarcas y pagándoles a los mercenarios vendepatrias y traidores”.

Al hacer un recuento de aquellos días difíciles que dejaron casi 200 muertos, entre ellos 22 de la Policía Nacional, el gobernante señaló que ahí se juntó la oligarquía con los traidores y vendepatrias, alimentados por las agencias intervencionistas que utilizan los gobiernos imperialistas para buscar como paralizar o destruir los procesos revolucionarios.

A decir de Ortega, el intento de golpe comenzó a ejecutarse con incidentes provocados al oponerse a una reforma a la Seguridad Social, con la cual se planteaba a los empresarios que aportaran un poco más para mejorar el ingreso de los trabajadores.

“Ese fue el detonante de levantar a pequeños grupos de vendepatrias, agentes del imperio que venían siendo entrenados ya desde algunas embajadas, y los llevaban también a hacer prácticas y entrenamiento para el sabotaje”, rememoró.

Añadió que cuando el pueblo era asesinado en los tranques provocados por los golpistas, la Conferencia Episcopal pidió una reunión para presentar una carta en la que exigían la disolución de los poderes del Estado y la renuncia del Gobierno.

“Nos reunimos con la Conferencia Episcopal y nos leen una carta firmada por todos los señores obispos, claro ahí tenían que firmar todos, aunque algunos no estuviesen de acuerdo (…) qué decían en la carta, que nos daban tres días para que se disolviera el parlamento, que nos daban tres días para que se disolviera el Consejo Supremo Electoral y nos daban tres días para que dejáramos el Gobierno”.

“Recibí la carta, la vi y dije están locos, están locos, porque esto se llama Golpe de Estado, pero no quise decirles, no quise entrar ahí en polémicas, ni denunciarlo, simplemente damos por recibido, vamos a examinarla, ellos pensaban que estábamos aceptando ya todo, ellos salieron a decir que habíamos aceptado ya todo”, expresó.

Según el copresidente, no les quedó más que desmontarles sus tranques, para lo cual se montó la operación de los policías con los combatientes históricos.

“Fue una operación que se logró desmontar rápidamente, se desmontaron todos los tranques. No quedó ni un solo tranque y sí quedaron unos cuantos presos, era lo menos que podía pasar”.

“Ellos continuaron después intentando ataques desde Costa Rica, desde Honduras, tratando de provocar aquí también incidentes y tuvimos que ir cerrando filas, ir mejorando las condiciones para enfrentarlos y no permitirles que volvieran a producirse actos como esos. Fue una victoria, una victoria del pueblo de Nicaragua”, subrayó.

El líder sandinista destacó que todo lo destruido se reconstruyó y ahora las condiciones son mejores, destacando las grandes inversiones en infraestructura y otras acciones que permiten el desarrollo del país gracias a la paz. mem/ybv