El alza de las temperaturas y la sequedad del aire contribuyeron al estrés de los cultivos en casi todas las principales regiones agrícolas del planeta, indicó un estudio de la universidad estadounidense de Stanford, publicado por el PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences) del país norteño.
“Ha habido muchas noticias sobre cosechas fallidas en todo el mundo, y a menudo me preguntan si los impactos se están produciendo más rápido de lo previsto”, señaló el autor principal de la pesquisa y director del Centro de Seguridad Alimentaria y Medio Ambiente de Stanford, David Lobell.
Las inquietudes, reconoció, motivaron un análisis más detenido sobre lo que está sucediendo en las explotaciones agrícolas de la Tierra.
Según la investigación, los rendimientos globales de cebada, maíz y trigo son entre cuatro y 13 por ciento inferiores a los potenciales estimados si no fuese por la repercusión de las tendencias climáticas actuales.
Al decir de la fuente, en la mayoría de los casos las pérdidas han superado los beneficios del aumento de dióxido de carbono, que puede mejorar el crecimiento y el rendimiento de las plantas al impulsar la fotosíntesis, entre otros mecanismos.
En muchos sentidos, los cambios que experimentan los agricultores coinciden plenamente con lo que predijeron los modelos climáticos, por lo que el impacto general no debería sorprender, apuntó la coautora del reporte Stefania Di Tommaso.
La magnitud de la sequía en zonas templadas, como Europa y China, resultó mayor que la prevista en las proyecciones para ambas regiones, alertó el reporte.
No obstante, “creo que la ciencia del clima ha realizado un trabajo notable al anticipar los impactos globales en los principales granos, y debemos seguir confiando en esta ciencia para orientar las decisiones políticas”, opinó Lobell.
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