El ente añadió que se adoptan todas las medidas para garantizar una investigación exhaustiva, completa y objetiva.
Por su parte, el Ministerio de Transporte kazajo informó que el informe final sobre las causas del accidente aéreo se hará público una vez concluya la investigación.
El 10 de mayo, el canciller azerbaiyano, Ceyhun Bayramov, declaró que se mantienen los contactos con Moscú en relación con el siniestro.
El pasado 25 de diciembre, el Embraer-190 con 67 personas a bordo, que realizaba la ruta entre la capital de Azerbaiyán, Bakú, y la ciudad rusa de Grozni, se estrelló cerca de la ciudad kazaja de Aktau.
El accidente se saldó con 38 muertos, entre ellos nacionales de Azerbaiyán, Rusia, Kazajstán y Kirguistán.
La agencia rusa para el transporte aéreo, Rosaviatsia, precisó que el avión fue desviado de Grozni a otro aeropuerto, en medio de un ataque ucraniano con drones y por la densa niebla con visibilidad cero a una altitud de 500 metros.
Tras dos aproximaciones frustradas a Grozni, según el ente, el piloto de la aeronave «decidió dirigirse al aeropuerto de Aktau», situado a más de 400 kilómetros, al otro lado del mar Caspio.
Por su parte, Azerbaijan Airlines denunció «una interferencia externa física y técnica» previa a la catástrofe. La aerolínea bandera de Azerbaiyán y varias compañías más suspendieron los vuelos a algunas ciudades de Rusia tras el accidente.
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