Ese nuevo ataque no obedece a razones de seguridad ni a hechos verificables, “es una decisión política, motivada por el afán de castigar la soberanía, perseguir el ejemplo de dignidad de un pueblo que no se ha rendido”, indicó en un comunicado la Cancillería.
Además de desatar más formas de asfixia económica y diplomática contra la Revolución cubana, añadió.
El texto consideró “inaceptable que un país con un historial manchado por guerras, operaciones encubiertas, protección a terroristas confesos y uso sistemático del terror como herramienta de política exterior, se arrogue el derecho de señalar a quienes han sido víctimas directas de esas prácticas”.
Subrayó que Cuba ha resistido durante más de seis décadas un bloqueo brutal y ha respondido con solidaridad, cooperación y compromiso con la paz mundial.
“Su ejemplo incomoda precisamente porque no ha claudicado”, resaltó.
La República Bolivariana expresó su total solidaridad con el Gobierno y el pueblo cubanos, y advirtió que “esta maniobra solo confirma el agotamiento moral y político de una clase política internacional” que, al no poder someter a los pueblos libres, recurre al expediente de la mentira, la criminalización y el castigo colectivo.
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