La proporción supera con creces la media mundial del 24 por ciento y está por encima de las tasas registradas en cualquier otra parte del planeta, advirtió la Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia Occidental (Cespao).
A la altura de 2021, había unos 197 millones de individuos en situación de exclusión financiera, pero con notables variaciones entre los distintos territorios árabes, describe el informe divulgado aquí por la Oficina de las Naciones Unidas.
En los países de renta baja, el 81 por ciento de los adultos no contaba con una cuenta de transacciones financieras, frente al 67 por ciento en los Estados de renta media y el 23 por ciento en los de renta alta, argumenta el estudio.
El problema se agrava aún más en las naciones afectadas por situaciones de fragilidad y conflicto, al ascender el índice a 79 puntos porcentuales, alertó la Cespao.
Las mujeres, consideró, están “desproporcionadamente excluidas”: La región árabe presenta la menor inclusión financiera a nivel mundial, ya que solo el 29 por ciento tiene una cuenta bancaria o utiliza servicios de dinero móvil; además, la zona presenta la mayor brecha de género en esta materia, con una diferencia de 13 puntos porcentuales entre hombres y mujeres. Mientras, las personas con discapacidad encaran barreras adicionales; entre ellas, la inaccesibilidad física y digital, los escasos conocimientos financieros, las prácticas discriminatorias y los marcos normativos que no abordan adecuadamente sus necesidades, juzgó la fuente.
También las pequeñas y medianas empresas (pymes) tienen ante sí importantes obstáculos: solo el 14 por ciento de las radicadas en el área disponen de un préstamo o línea de crédito, un porcentaje inferior a la media mundial del 29 por ciento.
Este acceso limitado, razonó la Cespao, se debe a los altos costos de los préstamos, el acceso limitado a las sucursales (especialmente en las zonas rurales), el analfabetismo financiero y digital, la prevalencia de operaciones informales y la percepción de las pymes como prestatarios de alto riesgo.
Los servicios financieros y su utilización, incluidos el ahorro, el crédito, los pagos y los seguros, contribuyen al empoderamiento a las poblaciones vulnerables, mitigan la pobreza y la desigualdad e incentivan los emprendimientos, valoró.
Según recordó, el papel transformador de la inclusión financiera está firmemente anclado en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, así como en otros muchos compromisos internacionales.
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