Las violaciones de ese país en el enclave costero ya no se limitan a la agresión militar, sino que representan un ejemplo flagrante de una limpieza étnica, llevada a cabo a sangre fría, aseguró.
El objetivo es poner fin a la existencia, la identidad y el sustento del pueblo palestino, alertó.
El Consejo denunció los ataques contra la población civil, así como “los asesinatos selectivos y sistemáticos de líderes de la comunidad, y sus élites académicas, médicas, intelectuales y mediáticas”.
Esas acciones son un intento de borrar la memoria colectiva y privar a la sociedad de las herramientas para su avance, estimó.
Como ejemplo citó el reciente bombardeo del departamento de operaciones quirúrgicas del Hospital Kuwaití, ubicado en la sureña ciudad de Khan Yunis, que calificó de crimen contra la humanidad.
Esa agresión forma parte de una política dirigida a destruir los cimientos de la vida y la resiliencia en Gaza, apuntó.
Tales crímenes constituyen una flagrante violación del derecho internacional humanitario y de las Convenciones de Ginebra, y requieren una acción inmediata del mundo, resaltó.
En ese sentido reclamó “amplias sanciones económicas y políticas, incluidas la suspensión de la cooperación bilateral, la congelación de los acuerdos de intercambio, la prohibición de las exportaciones de armas y la imposición de una prohibición total de los productos procedentes de los asentamientos ilegales israelíes”.
El silencio internacional ya no es una complicidad indirecta, sino una verdadera asociación en el crimen, debido a los dobles estándares, aseguró.
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