La investigación puesta en marcha determinó que, en primera instancia, los principales responsables del hecho son el ingeniero principal, el jefe del taller de montaje del casco y un funcionario del astillero de Cheongjin, en la nororiental provincia de Hamgyong del Norte.
La comisión encargada de las pesquisas informó a la Comisión Militar Central que las averías en el casco y otras partes del buque no fueron tan serias como se creyó en principio.
Los expertos estiman que solo tomará dos o tres días bombear el agua de la cámara inundada y ajustar el equilibrio del buque, de cinco mil toneladas de desplazamiento, mientras la reparación completa requerirá unos 10 días.
El grupo investigador, empero, apuntó que aunque los daños no son tan graves, ello no cambia el hecho de que se trató de “un acto criminal imperdonable” cuyos causantes “no podrán eludir su responsabilidad”.
El lanzamiento del destructor al mar era presenciado por el secretario general del Partido del Trabajo (PTC), Kim Jong Un, cuando ocurrió un fallo en el desplazamiento paralelo de la plataforma y la sección de popa se soltó antes de tiempo y quedó atascada.
Kim tachó el hecho “un grave accidente y acto criminal, a todas luces inconcebible e inadmisible” y acusó a los responsables de haber ultrajado la dignidad y el orgullo de la RPDC.
Dijo, asimismo que, por tratarse no solo de un asunto práctico, sino también político relacionado con la autoridad del Estado, la puesta en funcionamiento del crucero debe concluirse “incondicionalmente” antes del XII Pleno del Comité Central del PTC, convocado para la segunda quincena de junio.
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