Según la comunicación, en esta ocasión compitieron más de siete mil trabajos de Rusia y otros 54 países, de los cuales más de 60 participantes del país eslavo y de otras 21 naciones llegaron a la final.
Entre los finalistas de la VII edición se encontraban niños, adolescentes y adultos que presentaron trabajos creativos sobre su patria chica.
La presidenta de la Organización Autónoma sin Ánimo de Lucro «Centro Innovador para el Desarrollo y la Educación de Niños y Jóvenes», Ekaterina Averkina, destacó que trabajan con niños, porque son iguales en todas partes, y quieren amor, amistad y son muy abiertos.
Cuando los niños de diferentes países, incluidos los del Brics, hablan de su patria, no solo nos dan a conocer su cultura, sino que ellos mismos aprenden más sobre, afirmó.
La directora ejecutiva de la Asociación Nacional de Padres de Rusia y miembro del jurado, Larisa Sanatovskaya, explicó que en el concurso lo principal es mostrar en pocos minutos toda la belleza del material presentado.
Hemos valorado la profundidad con la que se ha tratado el tema y la viveza con la que se ha presentado la región, el pueblo o el país. Se ha tenido en cuenta el nivel de presentación, las ilustraciones y la riqueza del idioma, hasta el uso del diccionario, subrayó
La ganadora por Ecuador, Silvia Fátima, lleva tres años estudiando en Rusia. En su trabajo presentó imágenes de personajes del folclore ecuatoriano, entre ellos Diablo Huma, una figura profundamente arraigada en la cultura del pueblo caranqui.
«Quería mostrar nuestros personajes porque son importantes para Ecuador y creo que son interesantes para los demás. Por ejemplo, Diablo Huma es como Baba Yagá de los cuentos rusos, una figura popular igualmente reconocible.
Nikolái Ivanovski, participante de Armavir (Rusia), presentó un vídeo sobre el monumento «Inclínate ante la madre». Habló de la maternidad como un valor humano universal.
«Vengo de una familia numerosa y me enteré del concurso por casualidad, gracias a mi pedagoga social Oxana Glebova. Este concurso es importante, porque nos obliga a recordar quiénes somos y dónde vivimos.
Mi vídeo trata sobre un monumento muy conmovedor, en el que la palabra «mamá» está escrita en diferentes idiomas del mundo. Muestra que, a pesar de las diferencias, todos somos personas y todos tenemos una madre. A través de esto, nos damos cuenta de que somos más parecidos de lo que parece», explicó.
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