Analizaron que la primera fase del sueño profundo (o N2) durante una siesta podría ayudar a las personas a lograr un momento «eureka» o » ¡ajá!», caracterizado por una chispa de inspiración que conduce a ingeniosas soluciones.
Para ello los científicos realizaron una serie de experimentos mediante electroencefalografía (EEG) aplicados a 90 voluntarios a los que asignaron la tarea de rastrear una serie de puntos en una pantalla, pero sin revelarles un truco que podía facilitar la operación.
Tras proponer la tarea de introspección perceptiva a los participantes, y después una siesta diurna de 20 minutos, los datos del EEG mostraron que el sueño N2 aumenta la probabilidad de introspección después de una siesta.
Hasta un 85,7 por ciento de quienes llegaron a la fase N2, un estado de sueño ligero en el que disminuyen tanto los ritmos cardíaco y respiratorio, alcanzó la solución de la tarea planteada.
Aunque los investigadores comprobaron que todos los grupos mejoraron después de la siesta, los resultados variaron en función de la fase de sueño, destacando la N2 como vía para llegar a momentos eureka.
El estudio se publicó hoy en la revista PLOS Biology y se incorpora a un antiguo debate sobre el tema establecido en el campo de la neurociencia.
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