«Este estudio propone un modelo de diagnóstico que analiza los COV de las secreciones del conducto auditivo externo», señalaron los investigadores en un artículo publicado en la revista Analytical Chemistry.
En su opinión, estos COV pueden verse alterados por la inflamación, el estrés celular y la neurodegeneración cerebral, por lo que, con las pruebas adecuadas, el equipo planteó la hipótesis de que señales sutiles de Parkinson podrían aparecer en los oídos.
Los métodos actuales para diagnosticar esta enfermedad neurodegenerativa pueden implicar una combinación de evaluaciones clínicas y escáneres cerebrales.
La nueva investigación podría conducir al desarrollo de una simple prueba de hisopado de oído que agilizaría, abarataría y permitiría detectar el Parkinson de forma más temprana.
Según los expertos, los cambios identificados en los COV podrían utilizarse como una huella química, identificando otros cambios que se producen debido a la enfermedad, o que quizás la conduzcan.
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