La imagen, compartida por el mandatario en sus redes sociales, generó fuerte repercusión en los círculos políticos y económicos del país.
El mensaje llega en un momento de alta tensión entre el Gobierno federal y el Congreso Nacional, por el revés legislativo a un decreto del Ejecutivo que reajustaba el llamado Impuesto sobre Operaciones Financieras (IOF).
La Abogacía General de la Unión presentó un recurso ante la Corte Suprema para revertir la decisión parlamentaria, que el Ejecutivo considera perjudicial para el equilibrio fiscal.
En declaraciones a la TV Bahia, Lula aclaró que su propuesta no se trata de un aumento indiscriminado de impuestos, sino de una reforma progresiva que alcance principalmente a quienes más ganan.
«Nosotros no estamos proponiendo aumento de impuestos. Estamos haciendo un ajuste tributario para los más ricos, para que no se tenga que cortar dinero de la educación y la salud», afirmó.
También Lula cargó contra lo que calificó de “la industria del lobby”, en alusión a sectores como las casas de apuestas (bets), las fintechs (empresas dedicadas a la tecnología) y otros grupos que ejercen presión sobre el Congreso para bloquear reformas tributarias. «Los intereses de unos pocos prevalecieron en la Cámara y el Senado, lo que me parece un absurdo», lamentó el mandatario.
La propuesta de Lula se integra a su plan prioritario para 2025: eximir del Impuesto sobre la Renta (IR) a quienes ganen hasta cinco mil reales (un poco menos de mil dólares) mensuales.
Para compensar la pérdida de ingresos fiscales, el Ejecutivo propone crear un nuevo impuesto a las grandes fortunas, que afectaría a quienes perciban más de 50 mil reales (nueve mil 200 dólares) al mes, con una alícuota mínima del 10 por ciento.
El Gobierno insiste en que se trata de una medida de justicia fiscal, que busca corregir una estructura tributaria que, históricamente, grava más a los pobres que a los ricos.
Resulta “una reforma en nombre de la justicia social. No es justo que el pueblo pague más proporcionalmente que los millonarios”, expresó un portavoz del Ministerio de Hacienda.
La resistencia en la Cámara de Diputados, sin embargo, es considerable. Parte de la bancada liberal y de sectores del llamado Centrão (centro) considera que la medida podría ahuyentar inversiones y castigar el éxito económico. Desde el oficialismo, en cambio, se insiste en que el esfuerzo debe ser colectivo y solidario.
Con este gesto político, Lula busca reforzar su narrativa de Gobierno popular y redistributivo, frente a un Congreso dominado por intereses económicos.
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