Durante la presentación de un informe ante el Consejo de Derechos Humanos, Albanese aseveró que las décadas de represión israelí contra el pueblo palestino se sostienen en el lucro de corporaciones indiferentes a los crímenes internacionales y pidió investigar los asesinatos de personas inocentes.
Además, indicó que la especulación y los intereses de esas entidades permiten y legitiman la presencia, las acciones ilegales y las violaciones cometidas por Israel.
En los últimos 21 meses, la bolsa de Tel Aviv subió un 213 por ciento, acumulando 225 mil 700 millones de dólares en ganancias bursátiles. Esto se alcanzó mientras el genocidio israelí devastaba las vidas y los paisajes palestinos. Para algunos, el genocidio es rentable, afirmó.
La experta señaló que Palestina se convirtió en el epicentro de un ajuste de cuentas global y expone el fracaso de los sistemas comerciales y legales internacionales para defender los derechos más básicos de uno de los pueblos más desposeídos del mundo.
Asimismo, alertó sobre una “economía de genocidio y de apartheid”.
Albanese dijo que al menos 48 empresas -entre ellas algunas fabricantes de armas, tecnológicas, financieras, de construcción y energía-, incumplieron sus responsabilidades legales de ejercer su influencia para poner fin a la violación en cuestión o terminar las relaciones y desvincularse.
Por el contrario, trataron las acciones ilegales de Israel como una actividad económica ordinaria. Estos actores consolidaron y expandieron la lógica colonial de desplazamiento y reemplazo, y esto no es accidental. Esa es la función de una economía construida para dominar, desposeer y expulsar a los palestinos de su tierra, denunció.
La relatora instó a los Estados a imponer un embargo de armas total, suspender los acuerdos comerciales y de inversión, y exigir responsabilidades a esas entidades por las violaciones del derecho internacional.
Estamos ante un momento decisivo para determinar si los mercados globales pueden existir sin promover la injusticia y la impunidad ni lucrarse con ellas. Palestina un espejo que refleja los fracasos morales y políticos del mundo. Poner fin a este genocidio requiere no solo indignación, sino también ruptura, reflexión y la valentía de desmantelar lo que lo posibilita, concluyó.
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