Según informó el organismo, Europa Occidental se encuentra actualmente bajo la influencia de un potente sistema de alta presión que atrapa aire seco procedente del norte de África sobre la región y provoca un calor extremo.
Tales condiciones tienen un gran impacto en todos los aspectos de la vida cotidiana, provocando picos de contaminación atmosférica y un alto riesgo de incendios forestales, a lo que se suma a una grave sequía en algunos países europeos.
En Europa occidental y suroccidental, tanto las temperaturas mínimas (representativas de las condiciones nocturnas) como las máximas (que suelen darse por la tarde) batieron récords mensuales de junio en algunas zonas.
Los expertos califican esta situación de excepcional, no solo en términos de magnitud, sino también para la época del año, ya que estos episodios de calor extremo suelen ocurrir en pleno verano.
Por su parte, las temperaturas superficiales del mar Mediterráneo también son excepcionalmente cálidas para la época del año, lo que tiende a intensificar las temperaturas extremas en las zonas terrestres.
En esta jornada, el calor se extendió a los países de Europa Central, que también se han visto afectados por una sequía grave y prolongada.
De acuerdo con los especialistas, el efecto del calor en la salud humana es más pronunciado en las ciudades debido al efecto de isla de calor urbana.
En este caso, los entornos urbanos son significativamente más cálidos que las zonas rurales circundantes, especialmente durante los períodos cálidos, debido a la abundancia de superficies pavimentadas, edificios, vehículos y fuentes de calor.
Este calor adicional en las ciudades agrava el estrés térmico y puede aumentar la mortalidad durante los períodos cálidos, en comparación con las zonas rurales y de baja densidad de población, según el informe sobre el Estado del Clima en Europa, elaborado conjuntamente por el Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea y la OMM.
En cambio, en el invierno del hemisferio sur, junio terminó con una ola de frío inusual y sin precedentes en Sudamérica.
Chile y Argentina viven una ola de frío extremo que provocó heladas y temperaturas bajo cero desde la Patagonia hasta las regiones centrales de los dos países.
Según la OMM, el 30 de junio, ambos países se ubicaron entre los lugares más fríos del planeta, excluyendo las regiones polares.
Esto se debió a la persistencia de un anticiclón de origen polar que se extendió hasta zonas de Paraguay y Uruguay, provocando temperaturas inusualmente bajas para la temporada.
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