En un encuentro realizado aquí entre las partes involucradas en el tratamiento del tema, los participantes advirtieron que esa tendencia representa un riesgo significativo tanto para el desarrollo de la nación, como para el bienestar de sus jóvenes.
Durante el encuentro, la viceministra de la Presidencia para la Mujer, la Juventud y las Personas con Discapacidad, Steve Letsike, describió la situación como una crisis que se extiende mucho más allá de la salud y que afecta al tejido social y las perspectivas de futuro del país.
En su intervención, Letsike reveló que, en 2024, se registraron más de 90 mil embarazos en niñas de entre 10 y 19 años, incluyendo más de dos mil 300 casos de niñas de entre 10 y 14 años.
No se trata solo de estadísticas, enfatizó, hablamos de niñas —algunas ni siquiera adolescentes— obligadas a ser madres”, declaró Letsike.
La Ministra enfatizó que estos embarazos precoces no solo reflejan un fracaso social, sino que también, en el caso de las niñas más jóvenes, evidencian actos delictivos, ya que las niñas a temprana edad no pueden dar su consentimiento legal.
La alta funcionaria advirtió que las consecuencias de los embarazos adolescentes son de gran alcance y ponen en peligro la salud, los derechos, la educación y las oportunidades económicas de las niñas.
Explicó además que las madres jóvenes tienen menos probabilidades de completar sus estudios, enfrentan perspectivas laborales limitadas y corren el riesgo de quedar atrapadas en ciclos de pobreza y desigualdad.
«El embarazo adolescente de hoy es la pobreza del mañana», enfatizó.
La viceministra también destacó los vínculos entre el embarazo adolescente y otros desafíos críticos, como el VIH y las infecciones de transmisión sexual, el abuso sexual infantil, la violencia de género, la pobreza y la exclusión educativa.
En consecuencia instó a un análisis franco y honesto de las causas fundamentales, incluyendo las normas culturales nocivas y la protección inadecuada de las niñas.
De su lado, Asanda Luwaca, presidenta de la Agencia Nacional para el Desarrollo de la Juventud, describió la situación como un fracaso colectivo a la hora de salvaguardar los derechos y los sueños de las niñas, en particular de las que provienen de entornos marginados.
Luwaca enfatizó que el embarazo adolescente está entrelazado con la desigualdad de género, la explotación y la falta de rendición de cuentas, y exigió una acción decidida de toda la sociedad.
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