El encargado del monitoreo y evaluación de Unicef, Dario Fuletti, dijo a la prensa que la casa y el entorno inmediato funcionan como reproductor de la desigualdad social presente aquí.
Según la investigación del organismo internacional y la Cámara de la Construcción, uno de cada dos menores habita en un lugar sin las condiciones suficientes para su desarrollo y que afecta sus oportunidades.
La vivienda tiene efectos sobre la salud y condiciona las oportunidades de niños y niñas. Es el lugar que tienen para estudiar, donde pasan la mayor parte del día y que determina completamente su futuro, dijo Fuletti a La Diaria.
Carencias en los domicilios como hacinamiento, materiales precarios, humedad, mala ventilación, deficiencias en el saneamiento incrementan la exposición a enfermedades y en la salud mental de los menores, apuntó el funcionario del organismo internacional.
El hacinamiento y la falta de privacidad generan malestar, problemas de conducta, y pueden aumentar la exposición a situaciones de violencia o abuso, refirió.
Manifestó que las malas condiciones de vivienda también dificultan el desarrollo educativo.
Además, las condiciones del entorno, como la lejanía de los centros educativos, la inseguridad vial o la falta de transporte, complican la asistencia regular.
En Montevideo, la infancia se concentra en la periferia, donde se dan mayores niveles de pobreza, violencia comunitaria, falta de espacios públicos seguros y accesibles y segregación residencial.
Tales condiciones limitan la movilidad, la socialización y el acceso a servicios esenciales como educación, salud y cultura, encontró el estudio.
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