La operadora informó que el bombeo se restableció a las 09:20 (hora local), luego de superar las pruebas técnicas necesarias para garantizar una operación segura.

Los trabajos iniciaron el 1 de julio y consistieron en la instalación de dos tramos provisionales para sortear la erosión regresiva del río Coca, un fenómeno recurrente en esa zona.

Durante la suspensión, el crudo fue almacenado en estaciones para evitar pérdidas, y se aplicaron sistemas de drenaje controlado, afirmó la empresa OCP.

Según la compañía, se mantendrá un monitoreo constante en el área con personal preparado para actuar ante cualquier eventualidad.

El transporte por oleoducto es clave para las exportaciones de crudo, una de las principales fuentes de ingresos del país.

La ministra de Economía y Finanzas, Sariha Moya, señaló que Ecuador perderá entre 400 y 500 millones de dólares en el mes de julio debido a la crisis petrolera debido a la paralización del OCP y también del Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE) que a su vez provocaron que se detuviera gran parte de la extracción.

A eso se suma que la Refinería Esmeraldas, la más grande del país con capacidad para procesar 110 mil barriles de crudo, dejó de operar tras un incendio en la instalación ocurrido el 26 de mayo pasado.

Pese a que Petroecuador emitió un comunicado en el cual asegura que el suministro de combustibles se mantiene “con total normalidad”, usuarios y distribuidores confirmaron a medios locales que en estaciones de servicio de Quito limitan la venta de gasolina Extra, de 85 octanos.

El Frente de Defensa Petrolero responsabilizó al Gobierno por un “colapso sin precedentes”, atribuible a la falta de previsión, a la mala gestión de Petroecuador y a la inestabilidad administrativa.

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