El exreportero del Semanario Universidad y excorresponsal de Prensa Latina en esta nación centroamericana destacó la relevancia de los ataques aquel día a dos importantes fortificaciones militares del extremo oriental de la Isla “para todos quienes construimos día a día con nuestro sudor la libertad, la democracia y la justicia social, como ineludible futuro de la humanidad”.

Ugalde dirigió en especial dichas palabras a “aquellos jóvenes, mujeres y hombres de bien, asalariados o jubilados, no importa la región del país que habites, tengas cédula o pasaporte, ni el lugar en qué estudies, desempleado o no”, en su comentario integrado a la cruzada ‘Abrazo a Cuba’, convocada por él días atrás.

El articulista recuerda cómo aquel 26 de julio, familias dedicadas a sacar el máximo provecho de las masas desheredadas quedaron sorprendidas desde las 5:15 de la mañana por los ataques, cuando se disponían a asistir a los oficios religiosos del domingo 26 de julio de 1953, “para pagar sus fechorías semanales con una limosna”.

Ugalde rememora que los asaltantes eran unos 165 patriotas, de los cuales más de 70 entregaron sus vidas en ambas acciones, dirigidos por el joven Fidel Castro, quien sería después, junto a su pueblo y otros líderes del llamado movimiento 26 de julio, el arquitecto de una ejemplar Revolución.

El héroe cubano mostraba así al mundo entero –destaca Ugalde en su artículo “¡Siempre será 26 de julio!- que los “determinismos geográficos” o “históricos” son falsedades puras por quienes ostentan el poder por más de 200 años, para evitar que toquen sus intereses y seguir succionando la sangre de los más humildes.

“Nada fue un lecho de rosas –agrega Ugalde- durante estos 72 años de aquella gesta, responsable de desencadenar el fin de la oprobiosa dictadura de Fulgencio Batista, encubridor de cadenas de prostíbulos, centrales azucareros, casinos, latifundistas, usureros, propietarios de partidos políticos dedicados a traficar influencias y evadir impuestos».

El comunicador costarricense asegura que, tras los acontecimientos de 1953, Batista y sus aparatos dedicados a asesinar, torturar y hacer desaparecer, era un monigote de quienes estaban en el poder en el Departamento de Estado estadounidense, la CIA y el FBI, lo cual fue probado por documentos rescatados por los revolucionarios.

Ugalde reconoció que el pueblo de la Isla exige hoy respeto y trato digno en todos los foros, defiende la tierra para quien la produce, mientras su Revolución es invadida, víctima de los más horripilantes actos terroristas, y, además, del bloqueo financiero y comercial, que violenta la Carta de la ONU y el más primitivo Derecho Internacional.

Esa forma de presión se ha redoblado y retorcido a niveles inimaginables, y encaminado su agresión sin precedentes a buscar una “reforma de colores” o cambios “democráticos”, “con los que antes pusieron de rodillas a innumerables pueblos del este de Europa”.

Resaltó Ugalde que esos modernos enemigos de Cuba “golpean sus redes de distribución de electricidad y con ello tratan de disminuir su desarrollo en campos tan importantes como el turismo, la producción de alimentos básicos, la tecnología, las ciencias médicas, los medicamentos”.

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