Bruselas y Washington anunciaron la víspera el pacto durante un encuentro de von der Leyen y el presidente Donald Trump en una suerte de terreno neutral, Escocia, a pocos días de expirar el ultimato de la Casa Blanca al bloque de 27 Estados miembros, amenazado con aranceles del 30 por ciento.

Von der Leyen pretende que el acuerdo sea asumido como lo describió: “el más grande acuerdo de comercio de todos los tiempos”, con un mercado de 800 millones de personas y el 44 por ciento del Producto Interno Bruto global.

Sin embargo, su tesis se desinfla en voz del propio gobierno francés, del que emanaron hoy calificativos como día sombrío o desequilibrado para el resultado de la negociación culminada la víspera, mientras que la oposición lo fustigó aún con más virulencia.

Para el primer ministro François Bayrou, lo conseguido por von der Leyen y Trump constituye algo sombrío.

“Se trata de un día oscuro, una alianza de pueblos libres, reunidos para reafirmar sus valores y defender sus intereses, se resume a la sumisión”, advirtió en su cuenta en X.

Otras voces del oficialismo intentaron matizar las reacciones adversas, al esgrimir que se evitó una guerra comercial con peores consecuencias, pero los elementos del acuerdo no dejan dudas para explicar el malestar tanto a la izquierda como a la derecha del espectro político galo.

El pacto deja las tarifas aduaneras en un 15 por ciento para los europeos, sin incluir el acero y el aluminio, que están pagando el 50, prevé la compra de hidrocarburos a Estados Unidos (gas natural, petróleo y combustible nuclear) por 250 mil millones de dólares anuales e inversiones europeas en el país norteño por 600 mil millones.

A juicio del ministro encargado para Europa, Benjamin Haddad, si bien llega una estabilidad temporal a los actores económicos, el acuerdo sobresale por el desequilibrio, claramente inclinado hacia la visión de Trump.

Después de celebrar la exención de tarifas aduaneras a sectores clave para la economía francesa, como el aeronáutico, los espirituosos y los medicamentos, al alto funcionario apeló a la lucidez en el viejo continente, llamándolo a no caer en la satisfacción o a asumir que es algo sostenible.

Haddad acusó a Estados Unidos de rechazar el libre comercio que generó prosperidad a ambos lados del Atlántico después de la Segunda Guerra Mundial y de escoger la coerción económica y el desprecio a las normas de la Organización Mundial de Comercio.

Desde la oposición, la líder de la extrema derecha y varias veces candidata presidencial, Marine Le Pen, tildó el acuerdo anunciado por von der Leyen y Trump de un fiasco político, económico y moral.

Político, porque la UE la integran 27 países y ha obtenido menos buenas condiciones que el Reino Unido; económico, porque acepta cláusulas asimétricas que un ejecutivo francés patriota no habría permitido; y moral, porque una vez más sacrifica a nuestros agricultores, subrayó la diputada de Agrupación Nacional.

Por su parte, La Francia Insumisa consideró el pacto una capitulación y un “acuerdo de la vergüenza”.

A juicio del coordinador del partido, Manuel Bompard, von der Leyen merece ser censurada.

También el ex primer ministro Dominique de Villepin fustigó el anuncio de la víspera, al compararlo con un tributo de la UE a Estados Unidos.

Asimismo, denunció la pérdida de empleos en Europa como resultado y el impacto de las cláusulas en su seguridad energética.

mem/wmr