En un comunicado, el Ministerio de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios, encabezado por el vicepresidente Geraldo Alckmin, aclaró que busca un razonamiento con la Casa Blanca sin ninguna contaminación política o ideológica.

«Reiteramos que la soberanía de Brasil y el Estado de Derecho Democrático no son negociables. Sin embargo, el Gobierno brasileño se mantiene y seguirá abierto al debate sobre cuestiones comerciales», indicó la cartera.

Brasil y Estados Unidos mantienen una sólida relación económica de alto nivel desde hace más de 200 años.

La administración brasileña espera «preservar y fortalecer esta alianza histórica, garantizando que siga reflejando la profundidad e importancia de nuestros vínculos», concluyó el mensaje.

El texto se publicó después de que Trump ratificara que los nuevos aranceles, para todos los países, entrarán en vigor el 1 de agosto, incluido Brasil.

También el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick, corroboró que no se aplazarán los nuevos recargos.

Esta semana, el ministro de Relaciones Exteriores, Mauro Vieira, se encuentra en Estados Unidos y muestra su disposición a negociar personalmente con funcionarios norteamericanos.

Al mismo tiempo, una delegación de ocho senadores brasileños permanece en Washington y se espera que se reúnan con líderes empresariales y legisladores para negociar el aumento de tarifas.

Sin embargo, hasta el momento, los canales de diálogo con la administración de Trump siguen congestionados.

De acuerdo con el programa, este lunes la misión de legisladores tendrá pláticas con líderes de negocios y miembros del Consejo Empresarial Brasil-Estados Unidos, en la residencia oficial de la Embajada de Brasil en Washington y en la Cámara de Comercio de ese país.

Para mañana, están previstos encuentros estratégicos con funcionarios y congresistas, tanto demócratas como republicanos.

El miércoles habrá una cita con la sociedad civil (Consejo de las Américas de Americas Society).

Lula declaró el viernes que Alckmin procura dialogar con la administración de Trump, pero tiene dificultades para encontrar contacto directo con la Casa Blanca. No obstante, se mantienen conversaciones con algunos interlocutores.

El 9 de julio, en una carta enviada al Gobierno brasileño anunciando el arancel, Trump argumentó su ofensiva comercial por el caso contra el exmandatario Jair Bolsonaro y criticó al Supremo Tribunal Federal.

Calificó de «cacería de brujas» las acciones judiciales contra Bolsonaro, acusado de un supuesto intento de golpe de Estado en 2022.

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