En su habitual columna de opinión «Sabrina sin Censura» del diario La Prensa, la comunicadora Sabrina Bacal cuestionó que mientras para el Ejecutivo, Méndez- sin aún ser juzgado- y quien llegó asilado a Bolivia y luego salió de manera voluntaria a un tercer país, presumiblemente Venezuela es un prófugo internacional; el exgobernante y multimillonario condenado a más de 10 años de cárcel, permanece en Colombia, sin tales calificativos.
En su artículo “ De machos, prófugos y alertas”, la analista también se cuestiona que solo en el primer caso se emitiera una alerta de Interpol para su captura, mientras el exmandatario está tranquilo en el país neogranadino.
A su juicio, además de dinamitar la poca apariencia de separación de poderes que quedaba, el presidente de la República, José Raúl Mulino, dejó en evidencia la doble vara del gobierno frente a Méndez y Martinelli.
“A diferencia de Méndez, Martinelli sí tiene una condena en firme. Se asiló en la embajada de Nicaragua desde febrero de 2024 para evadir la justicia. Ningún funcionario lo llamó “vulgar prófugo”. Ni siquiera “prófugo fino”, tras haber sido recibido por el embajador panameño en Bogotá(Mario Boyd). Parece que el diccionario del gobierno tiene excepciones… distinguidas.”, remarcó.
La periodista también recordó que el popular cantautor Rubén Blades recientemente criticó que a Méndez se le haya emitido una alerta roja y a Martinelli no.
Sin embargo señala que le faltó mencionar un detalle clave: cuando el expresidente se preparaba para su supuesto viaje a Nicaragua, el director de la Policía(Jaime Fernández) sospechosamente anunció que existía una alerta roja y luego reculó.
Esa declaración inicial le dio a Martinelli la excusa perfecta para alegar un plan para matarlo y conseguir un mejor país de huida. La amenaza fantasma de la alerta terminó ayudándolo, agregó.
La aplicación o no de una alerta roja depende de cada país y cada caso. En Colombia, el estatus de asilado protege a Martinelli. En el caso de Méndez, aunque la alerta está activa, el propio Procurador (Luis Gómez) ha admitido que Venezuela rara vez extradita, menos aún a sus aliados ideológicos, indica el texto.
Pero aquí la verdadera alerta es otra, precisa; «un gobierno que trata con varas distintas casos que tienen algunas similitudes. La agresividad contra Méndez contrasta con la ambigüedad y hasta el silencio cómplice hacia Martinelli».
Bacal concluye que esa doble moral no proyecta fortaleza, sino debilidad. Porque el poder no se ejerce para ver quién es el más macho y menos cuando la competencia de bravucones ocurre a costa del Estado de derecho.
oda/ga





