Según la portavoz del gobierno ruandés, Yolande Makolo, los seleccionados recibirán formación laboral, asistencia sanitaria y ayuda para el alojamiento y las medidas están diseñadas para facilitar la reintegración de los deportados en la sociedad ruandesa.
El pacto, rubricado el pasado junio en esta capital, estipula que Ruanda recibirá hasta 250 deportados de Estados Unidos, y cada migrante propuesto deberá ser aprobado por las autoridades ruandesas.
Sin embargo, recientemente la cadena CNN había reportado, citando fuentes familiarizadas con las negociaciones, que la administración del presidente estadounidense, Donald Trump, discutió con autoridades de Libia y Ruanda la posibilidad de enviar migrantes con antecedentes penales a estos países.
El pasado mes de mayo, el secretario de Estado, Marco Rubio, dijo que se buscaban activamente otros países que acojan a los migrantes deportados de Estados Unidos.
«Estamos trabajando con otros países para decir: ‘Queremos enviarles a algunos de los seres humanos más despreciables’», declaró Rubio sentado junto al presidente Donald Trump, al añadir mientras más lejos de Estados Unidos, mejor.
Actualmente El Salvador tiene un acuerdo con la administración Trump para aceptar deportados y encarcelar a algunos de ellos a cambio del pago de unos seis millones de dólares, a tono con las informaciones que en su momento circularon.
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