Así consideran varios economistas y resume en un artículo para el diario Ámbito Financiero el comentarista económico Santiago Reina.
Las noticias que emanan del ámbito económico no son halagüeñas: los salarios en el sector laboral formal se recuperaron algo en junio, pero no lo suficiente, el ingreso promedio de los hogares argentinos cayó 1,5 por ciento en el último año, y para una porción considerable ha sido mucho peor.
Y la industria manufacturera se encuentra 2 por ciento por debajo del nivel de noviembre de 2024.
Los esfuerzos del Gobierno por contener la inflación y la reciente escalada del dólar ponen en serio riesgo la reactivación económica, que en los últimos meses mostró una tendencia al freno, comenta Reina.
De ese modo, economistas advierten que se podría dar la inusual situación de llegar a las elecciones en un contexto recesivo.
Por un lado, ya desde hace meses el gobierno de Javier Milei usa el ancla salarial como mecanismo disciplinario en la dinámica de precios. Según un relevamiento de la consultora C-P, en cuatro de los primeros seis meses de 2025 los salarios de convenio subieron escasamente por debajo de la inflación.
Acorde con datos de junio, los exiguos incrementos de los sueldos pactados durante el primer semestre en los principales sindicatos están en torno al 1 por ciento mensual, mientras el índice oficial de inflación es del 2 por ciento, aunque economistas advierten que el real es mayor en la sumatoria de todos los aumentos en servicios y otros gastos.
Y eso tiene un efecto negativo sobre sectores de la economía, pues al caer el poder adquisitivo se desploma el consumo y con este se van abajo los comercios por el marcado descenso en las compras. Debido a esto último han desaparecido 15 mil pequeñas y medianas empresas desde el pasado año a la fecha.
En paralelo, el nuevo esquema monetario implementado por el equipo económico del presidente Milei desde comienzos de julio, que busca controlar la cantidad de dinero y librar las tasas a los movimientos del mercado, se tradujo en una fuerte volatilidad en el rendimiento de los instrumentos financieros en pesos, advierten los economistas.
Y citan como ejemplo que con el desarme de las Letras Fiscales de Liquidez (Lefis), los bancos perdieron un instrumento que, a la vez que les garantizaba la disponibilidad de los pesos, les generaba un cierto retorno. Desde entonces, el comportamiento de las entidades deslizó una preferencia a quedarse con el dinero líquido antes de invertir en títulos a un mayor plazo.
Pablo Moldovan, co-titular de la consultora C-P, subrayó que las tasas altas ya están golpeando al crédito y que «la política económica asume un sesgo recesivo inusual en el tránsito a las elecciones».
Esto sucede mientras la economía muestra un estancamiento desde febrero, de acuerdo con estadísticas oficiales. En particular, la industria manufacturera se ubicó en junio 2 por ciento por debajo de su último máximo, alcanzado en noviembre del año pasado.
ro/mh





