Con razón, lo describíamos como uno de los “horcones” de Prensa Latina, agencia noticiosa a la que ingreso en 1971 -donde conoció a su esposa Mihosotti- y que convirtió en su segundo hogar hasta hoy, que falleció a los 74 años de edad.
La pérdida me llega cerca, entre otras cosas, porque los dos editamos Voces del Sur Global, una plataforma digital multilingüe para promover medios alternativos y noticias ocultadas por los consorcios periodísticos hegemónicos.
Prensa Latina asumió esa tarea tras la celebración en La Habana de un nuevo aniversario de “Operación Verdad” que, en 1959, dio origen a Prensa Latina y a la que Víctor dedicó toda su experiencia periodística.
En tiempos complejos, fue corresponsal en Rumanía, México, Argentina, España, Zimbabwe, Naciones Unidas, Costa Rica y, como corresponsal de guerra en varias naciones africanas, cubrió acciones militares de los combatientes cubanos en Angola. También cubrió la primera visita del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, a ese país (1977).
Víctor, además, dio cobertura al conflicto en Etiopía (1979-1982) y reportó varias cumbres de la Organización de la Unión Africana, entre otros eventos internacionales de ese continente.
Durante esos años adquirió profundo conocimiento de los grandes problemas globales hasta convertirse en uno de los especialistas de Prensa Latina en el Movimiento de Países No Alineados (MNOAL).
Internamente, ascendió de redactor a jefe de redacción, editor, Vicepresidente Comercial, Vicepresidente de Información y, últimamente, Director del Departamento de Cuadros, pero siempre buscó tiempo para asesorar a los jóvenes que ingresaban a Prensa Latina.
Según el Vicepresidente de Información, Alejandro Gómez, fue “un defensor hasta el último aliento de Prensa Latina”.
Víctor deja un gran vacío dentro y fuera de la agencia. Queda en el recuerdo de una dolida familia de periodistas cubanos, latinoamericanos, africanos… y una extraordinariamente unida familia que alcanza a su bella bisnieta Victoria.
Por eso, no es fácil teclear su nombre, pero cierro aquí esta difícil nota que se ya me hubiera criticado: “déjala ahí, mucho adjetivo, muy larga”.
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