En la eucaristía, celebrada en la Catedral Primada de Bogotá, pidió a los presentes hacer votos por la paz, responder con valentía ante los contratiempos y a confiar en la capacidad de resiliencia que ha tenido el pueblo colombiano.
Rueda abogó a favor del respeto, del diálogo y de la solidaridad en una ceremonia a la que acudieron familiares y amigos del político fallecido, pero también cuerpo diplomático acreditado en esta capital, colegas de su partido político Centro Democrático y exmandatarios del país como Ernesto Samper (1994-1998) y Juan Manuel Santos (2010-2018).
“Que su muerte sea semilla para la unidad, la reconciliación y el compromiso con el bien”, solicitó el arzobispo.
Presentes asimismo en la eucaristía estuvieron representantes del gobierno de Estados Unidos como el jefe de negocios de la embajada, John McNamara; el subsecretario de Estado, Christopher Landau; así como el senador republicano de origen colombiano Bernie Moreno.
En la homilía también hizo uso de la palabra la esposa del legislador, María Claudia Tarazano, quien exaltó las cualidades de su difunto esposo y al que calificó como un enemigo de la violencia.
Llamó entonces a que su deceso no resulte en el detonante de actos de odio o de animosidad.
El féretro de Uribe fue conducido por la guardia presidencial hasta la carroza fúnebre que trasladará sus restos hasta el Cementerio Central de Bogotá, donde será inhumando, y despedido con honores por la banda de ese mismo cuerpo de militares.
Por petición de la familia, los miembros del gobierno nacional, incluido el presidente Gustavo Petro, se abstuvieron de participar en las honras fúnebres.
La vicepresidente, Francia Márquez, emitió un comunicado en el que reiteró sus condolencias a la familia.
“Desde la Vicepresidencia, acompaño con solidaridad y respeto el dolor que hoy embarga a sus seres queridos, deseándoles fortaleza en este difícil momento. Hago un llamado al país a unirnos, a mantener la esperanza y a trabajar juntos por la reconciliación y la paz”, deseó.
Miguel Uribe murió el pasado lunes en la clínica Fundación Santa Fe, tras ser víctima de un atentado el pasado 7 de junio cuando recibió dos disparos en la cabeza y uno en la pierna, mientras pronunciaba un discurso en Fontibón, una localidad del oeste de Bogotá.
Pese a los intentos por salvarle la vida, la condición del paciente fue crítica la mayor parte del tiempo y su pronóstico neurológico reservado.
En una alocución realizada la víspera, el presidente Gustavo Petro calificó el asesinato del senador como un hecho de profunda conmoción nacional y garantizó que existe voluntad política para investigar e identificar a los autores intelectuales.
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