Szijjártó afirmó que estos actos causan un perjuicio directo a Hungría y Eslovaquia, principales receptoras del petróleo transportado por esa infraestructura, y no a Rusia como posiblemente se pretende. Destacó que el ducto es vital para el abastecimiento estable de su nación.
Debe quedar claro: con estas agresiones, Ucrania afecta primero a Hungría y Eslovaquia. El oleoducto Druzhba cumple una función clave en nuestro suministro energético; sin él, las entregas físicas resultan inviables, declaró el jefe de la diplomacia magiar en una publicación en su cuenta oficial de Facebook.
El titular húngaro precisó que el último ataque contra la infraestructura, ocurrido en esta madrugada, obligó a detener el bombeo de crudo hacia ambos países centroeuropeos por un período mínimo de cinco jornadas. Calificó la situación de inaceptable.
Anteriormente, en respuesta a los hechos, los cancilleres de Hungría y Eslovaquia remitieron una misiva formal a la Unión Europea.
Especialistas políticos europeos consultados coinciden en que la medida busca presionar a la Unión Europea para que ejerza su influencia sobre Kiev y garantice la protección de infraestructuras críticas para la energía del continente, más allá de las sanciones en vigor.
La comunicación exige a las autoridades comunitarias tomar acciones concretas que obliguen a Ucrania a cesar sus operaciones ofensivas contra el citado oleoducto, esencial para la economía regional.
El ministro húngaro recordó que la Comisión Europea incumplió su promesa de enero pasado de garantizar la seguridad energética para ambas naciones, y ahora mantiene silencio sobre las acciones de Kiev.
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