En valoración del titular, Irán enfrentó en esta guerra una amenaza respaldada por la fuerza militar más poderosa del mundo, y el país mostró claramente las áreas en las que se debe trabajar para reforzarse en la próxima etapa.

A propósito, indicó que las prioridades defensivas futuras se establecen de acuerdo con las necesidades del campo de batalla.

Respecto a Estados Unidos y a varios países occidentales y europeos que proporcionaron apoyo armamentístico y logístico a Israel, Nasirzadeh aseguró que Teherán logró controlar el campo de combate.

La autoridad destacó como logros de los últimos años los lanzamientos exitosos en el ámbito espacial, la producción de satélites, el diseño de equipos inteligentes y de alta precisión, así como el aumento de la exactitud y la inteligencia de los sistemas militares junto con la ampliación de la capacidad de producción.

También resaltó que la producción en el sector de defensa creció el año pasado y continuará en adelante con prioridad en mejorar la precisión y la inteligencia del equipamiento.

Sobre la guerra de junio, atribuyó la victoria iraní a dos factores: “la capacidad ofensiva con la que infligimos golpes severos al enemigo, y la fuerza blanda junto con la cohesión nacional”.

El ministro afirmó que el enemigo recopila constantemente información sobre nuestras capacidades defensivas y ofensivas, y nosotros hacemos lo mismo”.

Advirtió que Irán dispone de recursos aún no empleados y que, “si el enemigo comete alguna imprudencia, podremos responder con ellos”.

arc/yma