En un comunicado, el titular de la ONU señaló que esta fecha llega en medio de crecientes tensiones geopolíticas y riesgos, incluyendo la inquietante perspectiva de un retorno a las pruebas nucleares.
Además, recordó que, recientemente, se cumplieron 80 años del lanzamiento por Estados Unidos de la bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, lo cual causó la muerte a aproximadamente 70 mil personas, y un número similar falleció durante los cinco años siguientes por lesiones relacionadas con el artefacto.
Solo tres días después, el 9 de agosto de 1945, el ejército agresor lanzó una segunda bomba sobre la ciudad nipona de Nagasaki que destruyó un área de 7,7 kilómetros cuadrados y dejó decenas de miles de fallecidos.
Guterres recordó que desde entonces se ejecutaron más de dos mil pruebas con consecuencias devastadoras para la humanidad.
Los efectos fueron terribles. Los ensayos nucleares provocan desplazamientos y contaminan tierras y océanos. Siembran las semillas de crisis sanitarias a largo plazo, incluyendo el cáncer y otras enfermedades crónicas, indicó.
También profundizan las grietas en los cimientos de la confianza, la estabilidad y la paz. No podemos aceptar esto. El Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares sigue siendo el único instrumento jurídicamente vinculante acordado internacionalmente para poner fin a los mismos, añadió.
Asimismo, afirmó que “su entrada en vigor, largamente esperada, es más urgente que nunca”.
Insto a todos los países a ratificarlo, de inmediato y sin condiciones. Mi mensaje a los líderes es simple: dejen de jugar con fuego. Ahora es el momento de silenciar las bombas antes de que vuelvan a hablar, aseveró.
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