El reporte especifica que la elaboración de las fábricas japonesas se desplomó en julio tras los aranceles estadounidenses, según mostraron los datos el viernes, lo que complica la decisión del banco central sobre el calendario de la próxima subida de tipos.
Mientras que la tasa de desempleo de Japón alcanzó su nivel más bajo en varios años en julio ante la rigidez del mercado laboral, las ventas minoristas subieron mucho menos de lo esperado, en una señal de que el aumento del costo de la vida estaba pesando sobre el consumo.
Los signos de persistente presión inflacionista y los riesgos a la baja para el crecimiento ponen de relieve el reto al que se enfrenta el Banco de Japón a la hora de determinar cuándo reanudar las subidas de los tipos de interés.
El responsable de Economía de Japón, Stefan Angrick, y los mercados fronterizos de Moody´s Analytics, señalaron que la inflación está erosionando los aumentos salariales y debilitando el gasto de los consumidores en este país.
La producción industrial cayó 1,6 por ciento en julio con respecto al mes anterior, según datos gubernamentales, por encima de la previsión media del mercado de una caída del uno por ciento, debido en parte a un descenso del 6,7 por ciento en la producción de automóviles.
Los fabricantes encuestados por el Gobierno esperan que la producción crezca 2,8 por ciento en agosto, antes de caer un 0,3 en septiembre.
Aunque es probable que el acuerdo comercial bilateral de julio reduzca los aranceles estadounidenses sobre los automóviles japoneses al 15 por ciento, no está claro sobre cuándo se aplicará el recorte, ya que Trump aún no firmó un decreto.
Para complicar la política monetaria del Banco de Japón, la persistente subida de los precios de los alimentos mantiene la inflación en la capital, Tokio, que se considera un indicador adelantado de las tendencias a escala nacional, por encima de su objetivo del dos por ciento.
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