En virtud de la entrada en vigor de la ley revisada sobre protección de la vida silvestre y gestión de la caza, que autoriza el disparo preventivo en zonas urbanas, los gobiernos locales podrán autorizar las labores de cacería en caso de no poder adoptar otras medidas.

Las normas solo permiten disparar a animales que hayan entrado en hábitats humanos o con una elevada posibilidad de hacerlo y poner en peligro a personas.

Además, la situación debe ser urgente, sin medios de captura rápida ni riesgo de disparar accidentalmente a seres humanos o que estos corran algún riesgo de ser alcanzados por balas perdidas.

El uso de rifles de caza en zonas pobladas estaba prohibido excepto para la policía, única entidad facultada a decidir cuándo la vida de una persona estuviera amenazada, hasta la revisión de la ley.

A partir de este momento, los municipios pueden pedir a los cazadores que disparen a los osos después de que se hayan tomado medidas de seguridad, incluida la evacuación o la restricción del paso de residentes.

Según estudios de la entidad, en Japón habita una población considerable y creciente de osos pardos y negros, las especies de mayor predominio en este archipiélago.

En apenas 12 meses, entre abril de 2023 y el mismo mes de 2024, las autoridades niponas registraron 219 ataques a personas, con un saldo de seis fallecidos, y se anotaron hasta 15 mil avistamientos, una cifra récord.

Algunos relatos refieren la intromisión de osos en viviendas o establecimientos, o en plena vía pública.

La ley revisada posibilita proporcionar respuestas más rápidas y efectivas en comparación con las medidas previas.

De igual manera, hace más fácil a las autoridades locales restringir el tráfico y decretar una evacuación, de ser necesario.

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