Al llegar la noche en suelo galo, el país y el mundo ya deberían conocer el veredicto de la cámara baja, donde los partidos de izquierda y el identificado con la extrema derecha Agrupación Nacional (RN) suman los votos necesarios para derrocar a Bayrou, su gabinete y su plan de presupuesto 2026, una oportunidad que aseguran no dejarán escapar.

El primer ministro apeló al artículo 49 de la Constitución para pronunciar un discurso de política general ante las dos cámaras, la Asamblea y el Senado, como paso previo a la votación de los diputados que definirá su continuidad o no en Matignon, una decisión de todo o nada frente al rechazo que genera su plan de presupuesto, tildado de austeridad.

Asumiendo que no pasará la prueba, abundan los rumores y las especulaciones sobre qué hará el presidente Emmanuel Macron, con hipótesis que van desde mantener la apuesta por una figura de su entorno hasta la de encargar la formación de un nuevo gobierno a un socialista.

Desde el oficialismo, la elección del jefe de Estado podrían ser el ministro de Justicia, Gérald Darmanin, quien desde 2017 ha sido una pieza clave para el líder galo, o el titular de Defensa, Sébastien Lecornu, sin que quede muy claro si estos funcionarios estarían dispuestos a enfrentar el reto en un ambiente de tanta polarización política y de exposición a la censura.

Según las consideraciones publicadas en los últimos días, Lecornu contaría con más aceptación opositora, por su alegada capacidad de “hablar con todo el mundo”, mientras Darmanin es visto como un continuador del llamado “Macronismo”, lo cual lo expondría más a la censura, sobre todo desde la izquierda.

Otro miembro del actual gobierno citado con opciones de sustituir a Bayrou es la ministra de Trabajo y Salud, Catherine Vautrin, a quien ya atribuyen contactos relacionados con su eventual nombramiento.

Sin embargo, al que más opciones le otorgan es al ministro de Economía y Finanzas, Éric Lombard, apreciado por un sector de la izquierda y conocedor del mundo empresarial.

En cuanto a la tesis de un primer ministro proveniente de las filas socialistas, en la prensa mencionan al actual primer secretario del partido, Olivier Faure, y al veterano Bernard Cazeneuve, quien ya ocupó el cargo durante la presidencia del socialista François Hollande.

También algunos esgrimen la hipótesis de un jefe de Gobierno escogido de la sociedad civil, en aras de calmar la tormenta política y el siempre complicado camino tras la caída de un primer ministro.

A propósito del sustituto de Bayrou, si en definitiva le niegan hoy la confianza, el coordinador de La Francia Insumisa, Manuel Bompard, anticipó que esa fuerza, la tercera con más diputados en la Asamblea Nacional, buscará la censura de cualquier primer ministro que no implique una ruptura con el “Macronismo”.

Por su parte, RN afirmó que no tendría prisa en tratar de censurar al nuevo líder de Matignon.

En realidad la apuesta de la organización encabezada por Marine Le Pen va mucho más allá de lo que ocurra este lunes, a partir de su objetivo de que Macron vuelva a disolver la Asamblea Nacional.

El partido considerado de extrema derecha aspira a alcanzar en las nuevas elecciones legislativas, que seguirían a la eventual disolución, la mayoría absoluta en la cámara baja, con la cual defendería la designación de Jordan Bardella como primer ministro, poniendo a Macron contra las cuerdas, cuyas ansias de dimisión no ocultan Le Pen y sus seguidores.

mem/wmr