Estas facciones como el denominado Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (Jnim), la filial de Al Qaeda en el Sahel, se adjudicó los últimos ataques contra convoyes que traen combustible del vecino Senegal.
Ahora Jnim intenta cortar la llegada a la capital maliense de recursos vitales, para provocar pánico en la población.
Observadores políticos resaltan este miércoles que Malí, al ser un país sin costas, es vulnerable a este tipo de acciones porque depende de las importaciones procedentes de Senegal y de Costa de Marfil para los bienes esenciales, incluidos el combustible y el cemento.
Modibo Mao Makalou , especialista económico, advirtió que el bloqueo puede tener consecuencias paralizantes ya que Senegal es una fuente importante de suministros para esta nación.
Recientemente, el denominado Jnim, dijo haber tomado dos puestos del Ejército maliense en la zona de Wabaria, en el área de Gao y Douentza, en el sureste del país.
Malí también enfrenta a la coalición de grupos tuaregs, conocidos como bereberes, empeñados en lograr la separación de la región norte del resto del país para crear un estado independiente.
Nación del Sahel, Malí vive sumido en una profunda crisis política, acrecentada luego de sucesivos golpes de estado ocurridos en agosto de 2020 y mayo de 2021, y es afectado también por continuas agresiones de grupos armados islamistas.
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