Apamea, joya arqueológica de Siria y testimonio de civilizaciones (+Fotos)

Damasco, 17 sep (Prensa Latina) A orillas del río Orontes y a unos 55 kilómetros al noroeste de Hama en el centro de Siria, se encuentran las imponentes ruinas de Apamea, una de las ciudades más emblemáticas del mundo antiguo.

Su historia, que abarca más de dos milenios, refleja la riqueza cultural, política y económica de la región siria, considerada un cruce de civilizaciones.

La ciudad fue fundada a finales del siglo IV a. n. e. por Seleuco I Nicátor, uno de los generales de Alejandro Magno y fundador de la dinastía seléucida. Seleuco le dio el nombre de Apamea en honor a su esposa, Apama de Sogdiana.

Desde sus orígenes, la urbe fue concebida como un centro militar y administrativo de primera importancia dentro del naciente imperio helenístico.

Durante la época seléucida, Apamea alcanzó gran esplendor gracias a su ubicación estratégica en el fértil valle del Orontes, lo que la convirtió en un punto de encuentro entre las rutas comerciales que unían Mesopotamia, Asia Menor y el Mediterráneo. Además, la ciudad albergó uno de los más importantes cuarteles militares del mundo helenístico, con establos capaces de albergar hasta 30 mil caballos y 500 elefantes de guerra.

Bajo dominio romano, Apamea experimentó un desarrollo urbanístico sin precedentes. Fue entonces cuando se construyó su monumental calle columnada, de casi dos kilómetros de longitud y considerada una de las más largas del mundo antiguo. Flanqueada por cientos de columnas corintias y jónicas, la avenida estaba pavimentada con grandes losas de piedra y servía de eje central para mercados, templos, teatros y baños públicos.

Con la llegada del cristianismo, Apamea se transformó en un importante centro religioso. Fue sede episcopal y escenario de concilios, destacando por su numerosa comunidad cristiana y por la construcción de iglesias de notable riqueza arquitectónica. La ciudad también desempeñó un papel clave en las disputas teológicas de los primeros siglos del cristianismo.

Las excavaciones arqueológicas, iniciadas en el siglo XX, revelaron la grandeza de Apamea. Se descubrieron mosaicos de extraordinaria calidad que hoy forman parte de museos en Siria y Europa, además de vestigios de templos, murallas y un teatro con capacidad para 20 mil espectadores. Estos hallazgos confirmaron el carácter cosmopolita y sofisticado de la ciudad.

En la actualidad, Apamea es uno de los principales yacimientos arqueológicos de Siria. Su vasta explanada, dominada por columnas que se pierden en el horizonte, transmite la sensación de un pasado glorioso que todavía resiste al paso del tiempo y a las adversidades modernas.

Apamea se erige como una joya arqueológica que guarda la memoria de Siria y del mundo antiguo, una ciudad que, a pesar de la destrucción, sigue proyectando la grandeza de la civilización que un día iluminó sus calles.

ro/fm

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