Historias del Mundial de Atletismo: un héroe boricua

Tokio, 21 sep (Prensa Latina) Ayden Owens-Delerme iluminó hoy como un relámpago la noche japonesa, al conquistar una plata inmortal en el decatlón del Campeonato Mundial de Atletismo, un triunfo que enciende el orgullo de Puerto Rico.

   Diez pruebas, 10 batallas, un corazón de sangre boricua desbordado ante el destino. Desde el estallido inicial de los

100 metros hasta el aliento quebrado del 1.500, el puertorriqueño de 25 años se movió como un guerrero en su odisea, midiendo cada salto, cada lanzamiento, cada fragmento de gloria.

   El alemán Leo Neugebauer, subcampeón olímpico, parecía intocable, pero Owens-Delerme jamás claudicó: dominó los 110 metros vallas, desafió la pértiga como un acróbata del riesgo y, en la carrera final, se lanzó a la pista con la furia de quien carga una patria entera en el pecho.

   Su último giro de los 1.500 metros fue una tormenta de voluntad. Con las piernas incendiadas y la respiración pesada, Ayden apretó los dientes cuando la fatiga amenazaba con devorarlo, y cruzó la meta en segundo lugar con 8.784 puntos, apenas veinte menos que el oro, pero con el brillo en sus ojos.

   Nieto de abuelos boricuas, forjado en las frías calles de Pittsburgh, su vida es un himno a la perseverancia: de los patios abarrotados a las pistas del mundo, de los sueños familiares a la decisión de portar la bandera de sus raíces, siempre fiel a la tierra que eligió honrar. “El impacto en Puerto Rico será mayor que cualquier triunfo personal”, había prometido. Hoy, esa promesa retumba como un grito cumplido.

   La plata, quinta medalla ganada por Puerto Rico en la historia de los mundiales de atletismo, sabe a victoria cuando el sacrificio es la senda.

En Tokio, escenario de gestas atléticas luminosas, Owens-Delerme deja un destello que no se apagará. No hay derrota en su bitácora: solo la certeza de que el coraje puede convertir la distancia en leyenda.

oda/blc

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