El mandatario agradeció a los Estados miembros por la confianza y la solidaridad expresada al permitirle unirse a ese puesto durante el período 2026-2027, y aseguró la participación de la RDC será “decididamente constructiva e integral”.
Indicó que mantienen dos prioridades inseparables: la paz y la seguridad, por un lado, y la prevención y resolución de conflictos, por otro; de ahí que se propongan contribuir activamente al desarrollo y la implementación de la Nueva Agenda para la Paz.
Añadió que con el potencial y la experiencia del país se pretende impulsar la reforma de las operaciones de mantenimiento y consolidación de la paz, así como la adaptación del sistema de seguridad colectiva de las Naciones Unidas.
Señaló que la RDC igualmente aspira a situar la gobernanza ejemplar de sus minerales estratégicos en el centro del debate, a fin de garantizar su explotación de conformidad con los principios de desarrollo sostenible, soberanía económica y bienestar de las poblaciones.
A nivel mundial es preciso romper el vínculo tóxico entre las rentas mineras y la financiación de grupos armados no estatales, sostuvo el mandatario, y agregó que esto requiere un enfoque integrado basado en la armonización de las normas de diligencia debida y trazabilidad.
También se necesita de plena transparencia de las cadenas de suministro y los beneficiarios finales; de mecanismos independientes de control y auditoría; cooperación operativa reforzada entre las autoridades aduaneras, judiciales y financieras; y sanciones específicas y eficaces contra los traficantes.
Tshisekedi apuntó que los derechos humanos y la justicia transicional, así como las agendas de “Mujeres, Paz y Seguridad” y “Juventud, Paz y Seguridad”, son asimismo puntos insoslayables, pues son fundamentales para una paz justa, duradera e inclusiva, consideró.
“Los profundos cambios de nuestro tiempo, incluyendo la persistencia de los conflictos armados, el cambio climático, las recurrentes crisis humanitarias y las múltiples amenazas transnacionales, nos recuerdan que el multilateralismo ya no es una opción, sino una exigencia ineludible que se nos impone”, dijo.
Expresó, además, convencimiento de que las respuestas a los desafíos del siglo XXI sólo pueden surgir de soluciones colectivas basadas en la cooperación, la justicia y la responsabilidad compartida.
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