El fenómeno climático tocó tierra por el centro del país en la noche de jueves y ahora avanza hacia el noroeste con ráfagas de viento cercanas a los 165 kilómetros por hora e intensas lluvias asociadas que afectan a la capital y varias provincias.
Como medida preventiva, este viernes continuaron cerradas oficinas gubernamentales y escuelas, en numerosas ciudades, incluida Manila.
Filipinas acaba de sufrir el azote del supertifón Ragasa que, el pasado lunes, dejó decenas de muertos y 17 heridos, por lo que se trata de un periodo complejo para la nación asiática.
En las últimas semanas, diversas manifestaciones ocurrieron en Filipinas ante la indignación del pueblo por un escándalo de corrupción relacionado con proyectos de control de inundaciones supuestamente finalizados, cuando jamás llegaron a ejecutarse en un país asediado con frecuencia por tifones.
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