En un repaso de los conflictos globales, Ali realizó una de las acusaciones más fuertes hechas por un jefe de Estado en el hemiciclo respecto a la guerra en Gaza.

Afirmó que las acciones de Israel «han destrozado hace tiempo cualquier pretensión de legítima defensa pues lo que estamos presenciando no es guerra, sino exterminio masivo —una matanza sistemática y desplazamiento del pueblo palestino».

Advirtió que la impunidad no debe triunfar sobre la justicia e instó a una «acción urgente para detener el genocidio».

Ali señaló que la ONU se encuentra en una «encrucijada» y abogó por una reforma de las estructuras de gobernanza, incluido el Consejo de Seguridad, para que reflejen «la voluntad colectiva» y no «las ambiciones de los poderosos».

Cerró su intervención con un llamado a que la ONU sea «la conciencia y la brújula de la humanidad», instó a actuar con coraje para honrar sus 80 años.

«Nuestra generación será juzgada no por la elocuencia de nuestras declaraciones, sino por la sustancia de nuestros hechos», concluyó.

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