Mientras, el presidente Andry Rajoelina denunciaba la víspera un intento de golpe de Estado, y acusó a los manifestantes de un intento de tomar el poder ilegalmente y por la fuerza.
Para observadores políticos esta decisión añade un nuevo y decisivo elemento, luego del inicio de protestas contra deficiencias en los servicios públicos, dirigidas por jóvenes que han sacudido a esta nación del Océano Índico.
Sin embargo, las fuentes añaden que a pesar de la importante presencia militar, el día pasó sin signos inmediatos de violencia, dejando la afirmación del presidente y la verdadera lealtad del ejército en un estado tenso y sin resolver, apuntan.
Ahora las demostraciones van dirigidas con mayor fuerza contra la corrupción gubernamental, el nepotismo y el aumento del costo de la vida.
A finales de septiembre, en un aparente esfuerzo por calmar los ánimos, el presidente Rajoelina, disolvió el gabinete, pero las protestas callejeras prosiguieron y hasta el presente han dejado una estela de 22 muertos entre los protestantes.
Los disturbios encabezados por jóvenes fueron detonados, por lo que los manifestantes califican de mal gobierno y los graves problemas que afrontan los servicios públicos.
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