Con la mediación de Qatar, las delegaciones de ambas partes rubricaron el texto en Doha, el cual encomienda al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) la función de intermediario neutral para la identificación y liberación de detenidos, uno de los puntos clave de controversia en las conversaciones.

El texto igualmente prevé el establecimiento de actores y modalidades específicos para la verificación del alto el fuego en las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur, aunque los detalles aún no se han hecho públicos.

El propósito es garantizar una supervisión eficaz de la pausa en las hostilidades en una región marcada por una prolongada inestabilidad.

Según un comunicado de la Cancillería de Qatar, ese país, Estados Unidos y la Unión Africana participarán de ese mecanismo como observadores, comprometidos con la transparencia y el apoyo para alcanzar la paz en la Región de los Grandes Lagos.

Añadió que este paso constituye un punto clave en la construcción de la confianza mutua hacia un posible acuerdo de paz definitivo.

El portavoz de la AFC/M23, Lawrence Kanyuka, catalogó la firma del protocolo como un avance significativo y apuntó que los rebeldes esperan que “ponga fin a los repetidos ataques” perpetrados por las fuerzas de coalición del Gobierno contra la población civil.

“Si Kinshasa cumple plenamente sus compromisos, esta implementación creará el clima de serenidad, paz y seguridad esencial para que podamos abordar finalmente los problemas fundamentales de este conflicto y garantizar la protección de la población civil”, escribió en su cuenta en X.

Este mecanismo de supervisión del alto el fuego se deriva de la Declaración de Principios firmada en Doha el 19 de julio de este año y aún tiene muchos obstáculos por superar.

El AFC/M23 mantiene actualmente bajo su control varias localidades en el este congoleño, entre ellas las principales ciudades de las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur.

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