En la caminata se pueden observar nacionales e incluso excursionistas foráneos que a paso lento avanzan por una angosta carretera que bordea el mar Caribe con la fe puesta en agradecer a esta imagen religiosa católica, otros a pedir favores.
A todo esto, se espera que más de 80 mil personas visitarán al Nazareno en su fiesta religiosa, tras la mirada atenta de los organismos de seguridad, a lo largo de la vía, y puntos de atención y de control.
Según la tradición sobre las 20:00 hora local de este martes, los pobladores salen con la imagen de la iglesia de San Felipe para recorrer las principales calles de la localidad costera, para luego devolverlo a su morada cuatro horas más tarde.
Más allá de la multitud y la algarabía que trae consigo la peregrinación anual al Cristo Negro, Portobelo es un pueblo que transcurre en un silencio pasivo, donde la vida se debate entre la fe, el mar y la lucha diaria contra la falta de oportunidades, indica el canal de noticias TVN.
En Portobelo el turismo lo es casi todo. Artesanos y comerciantes señalan que el Cristo Negro atrae visitantes no solo para la fecha de la procesión, sino «para toda la época del año» debido a la llegada de cruceros y el atractivo del patrimonio histórico.
Para otros, a pesar de las promesas y planes del actual Gobierno de restaurar la iglesia y la plaza colindante, el pueblo de esa emblemática localidad en el Caribe, cuna de los congos y patrimonio histórico, vive con una de las tasas de desempleo juvenil más altas del país.
En esa encrucijada, la esperanza de Portobelo se divide entre la fe en el Cristo Negro, a quien muchos creen que «abre los caminos», y los proyectos de inversión.
Gran parte de las expectativas están puestas en la anunciada inversión por el Ejecutivo de 12 millones de dólares destinada a la restauración de la iglesia, la capilla, las ruinas y las aduanas coloniales.
Para los portobeleños, este proyecto es doblemente significativo, pues representa la promesa de desarrollo económico a través del turismo histórico, y para otros, es una nueva plegaria al Nazareno para que obre el milagro de la prosperidad y el fin del olvido.
A juicio de sus moradores, Portobelo, a la sombra del Cristo Negro, vive entre su gloriosa historia y un presente que clama por atención y un futuro con esperanza.
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