Tres años después de su corona en Kitakyushu, la zarina de los aparatos volvió a reinar con una ejecución serena y precisa que la colocó otra vez en la cúspide, tras el veto internacional a los deportistas rusos y bielorrusos.
Con una puntuación total de 55.066, Melnikova superó por estrecho margen a la estadounidense Leanne Wong (54.966) y a la china Qingying Zhang (54.633), quienes completaron el podio.
La final estuvo marcada por los errores en la barra de equilibrio, que hicieron tambalear incluso a las favoritas.
Melnikova, firme en suelo, pese a una leve penalización, selló su victoria con la madurez de quien sobrevive al silencio y al exilio deportivo.
El triunfo adquiere un valor simbólico: la rusa sucede en el trono a la estadounidense Simone Biles, ausente en esta cita, y confirma que su talento no se marchitó en la pausa forzada.
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