No puedo hacer nada si mis cuadros no se venden; pero llegará el día en que la gente verá que valen más que el coste de la pintura y mi sustento, que, aunque poco, hemos invertido, profetizó a su hermano Theo en una carta escrita en 1888.
A 135 años de su fallecimiento, el Museo Van Gogh de Ámsterdam inauguró este mes una exposición sobre su amistad con el cartero Joseph Roulin, y la Casa Mattel lanzará al mercado en noviembre una muñeca Barbie inspirada en la pieza La noche estrellada.
El pintor holandés nació en Zundert, el 30 de marzo de 1853; sobre sus primeros años de vida describió: mi juventud fue triste, fría y estéril; al tiempo que la biografía virtual del museo que lleva su nombre explica que entonces dibujaba poco, sin mostrar ningún talento especial.
Abandonó los estudios durante la enseñanza secundaria y comenzó a trabajar de aprendiz en la empresa internacional de marchantes de arte Goupil&Cie; mientras, perfeccionó sus habilidades artísticas con el apoyo de su hermano menor Theo.
Tomó clases de pintura en La Haya con el artista Anton Mauve, quien lo educó en los fundamentos de la acuarela y el óleo, y estudió en la Real Academia de Bellas Artes de Amberes (1885), en Bélgica; intentó vender las primeras obras en el mercado artístico parisino, pero sus piezas aún distaban bastante de la preferencia francesa por el color.
Van Gogh era temperamental y en cierto punto inestable; la correspondencia con su hermano lo demuestra; los constantes traslados a distintas locaciones denotaron su dificultad para adaptarse por razones personales, académicas o económicas.
Al mudarse a París en 1886, cambió la oscuridad de su paleta de colores por tonos más brillantes; experimentó con temas más comerciales, como los retratos, en los que él era su propio modelo y encontró una nueva inspiración en la xilografía japonesa.
Si bien es cierto que en el sur de Francia empeoró su inestabilidad mental y se cortó la oreja debido a una intensa discusión con su compañero de vivienda, el pintor Paul Gauguin, la colaboración entre ambos generó resultados excepcionales. Luego del fatal incidente, Vincent ingresó en el hospital psiquiátrico Saint Paul de Mausole (1889-1890), donde creó algunas de sus obras más emblemáticas, como Lirios, Autorretrato, El dormitorio en Arlés o La noche estrellada; al salir de la institución viajó a Auvers-sur-Oise y se dedicó por completo a su arte.
Van Gogh nunca se recuperó de sus males psicológicos y económicos; el 27 de julio de 1890 se disparó en el pecho y falleció a causa de las heridas dos días después dejando para la historia del arte más de 850 pinturas y casi mil 300 obras sobre papel.
(Tomado de 4ta Pared, suplemento cultural de Orbe)





