La pesquisa realizada a la par de la investigación criminal arrojó que en los últimos 20 años hay una subestimación estructural de los peligros de intrusión y de robo, abundó la funcionaria a propósito del hecho que conmovió a Francia y al mundo: la sustracción de ocho joyas de la época de la corona valoradas en 88 millones de euros y de un incalculable significado patrimonial e histórico.
De acuerdo con Dati, entre las conclusiones preliminares de la investigación que ella ordenó destacan además la falta de dispositivos de seguridad y de una organización lo suficientemente adaptada y la existencia de protocolos obsoletos.
El Gobierno es blanco de críticas por la manera en la que se produjo el robo, el domingo 19 de octubre a las 09:30, hora local, y en pocos minutos, en el museo más famoso y visitado del mundo, que atesora cientos de miles de obras de arte, más de 35 mil de ellas exhibidas.
La ministra de Cultura adelantó la aplicación de medidas de urgencia para reforzar la protección del Louvre, visitado en año pasado por casi nueve millones de personas de los cinco continentes.
Una de las acciones que mencionó fue la introducción antes de que termine el año de un dispositivo contra intrusos.
También señaló que la presidenta-directora del Louvre, Laurence des Cars, realizará un Consejo de Administración de urgencia para discutir el tema.
Debemos revisar la gobernanza del museo y crear una nueva Dirección de Seguridad, en aras de contar con una mejor visión sobre los riesgos y actuar de manera coherente al respecto, dijo.
La víspera, la fiscal de París, Laure Beccuau,confirmó otros cinco arrestos, además de las dos personas ya procesadas por el espectacular robo.
Sin embargo, la magistrada lamentó que las piezas robadas sigan sin ser recuperadas, e instó a los ladrones a devolverlas, al estimar que son «invendibles».
Los malhechores se llevaron del Louvre collares, pendientes, un lazo de ramillete y una tiara que pertenecieron a las emperatrices o reinas Eugenia, María Luisa de Austria, María Amelia y Hortensia.
Durante su fuga abandonaron la corona de Eugenia, pieza elaborada con mil 354 diamantes y 56 esmeraldas, que habría sufrido algunos daños.
Según Beccuau, la restauración de la corona es una operación “delicada”.
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