al Panteón de la Patria, luego de que fuera declarado Héroe Nacional.
Durante el homenaje, Abinader afirmó que se trata de un acto de justicia histórica hacia uno de los dominicanos que lo entregó todo: su fortuna, su familia e incluso la vida de su propio hijo en la lucha contra la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961).
Sostuvo, además, que este homenaje constituye un reconocimiento póstumo a su valiente lucha en defensa de la libertad y reafirma su lugar en la memoria histórica de la nación.
“Hoy rendimos un acto de justicia histórica al trasladar al Panteón de la Patria los restos del general Juan Rodríguez García, símbolo de la lucha contra la tiranía trujillista y ejemplo de entrega total a la libertad y la democracia dominicanas”, expresó.
En su discurso, el mandatario hizo una breve reseña biográfica del héroe y resaltó que, aunque la expedición de 1959 fue un fracaso militar, encendió la llama libertaria.
El funeral de Estado ocurrió esta tarde en el Palacio Nacional, con el recibimiento de los restos del héroe y la llegada del mandatario.
Durante la ceremonia se rindieron honores de estilo con 13 cañonazos, seguidos de varias guardias de honor encabezadas por altas autoridades del Estado, incluyendo al presidente Luis Abinader y los ministros de Defensa, Carlos Antonio Fernández Onofre; de Cultura, Roberto Ángel Salcedo; y de Interior y Policía, Faride Raful.
La urna fue escoltada por miembros de las Fuerzas Armadas y representantes de la familia Rodríguez, junto con autoridades locales.
Rodríguez García nació en Estancia Nueva, Moca, en 1886. Huérfano de padre desde temprana edad, se trasladó a Barranca, La Vega, en busca de mejores horizontes junto con su madre y sus ocho hermanos.
Allí, con trabajo incansable y una vocación agrícola excepcional, amasó una fortuna en tiempos de gran dificultad. Su hacienda fue considerada una de las más prósperas de la región.
Su vida cambió cuando decidió enfrentar la dictadura de Trujillo.
Vendió su ganado, se exilió en Cuba en 1946 y, desde allí, lo entregó todo a la causa de la libertad: financió la expedición de Cayo Confite en 1947, la de Luperón en 1949 y apoyó la expedición del 14 de junio de 1959, donde murió su hijo primogénito, José Horacio Rodríguez.
Cuando en mayo de este año el dignatario firmó el decreto que lo declaró Héroe Nacional, la Presidencia recordó que Rodríguez murió en el exilio, en La Habana, el 19 de noviembre de 1960, seis meses antes del ajusticiamiento del tirano.
En ese momento el presidente expresó que “al declarar Héroe Nacional a Juancito Rodríguez, honramos también a todos aquellos que ofrendaron su bienestar, su vida y su legado por el sueño de una patria libre, democrática y justa. Hoy reivindicamos su memoria para que nunca más el olvido sea el destino de nuestros verdaderos héroes”.
Hasta el día de hoy, sus restos descansaban en el cementerio municipal de Moca, junto a los de su hija Pucha Rodríguez, también combatiente de la resistencia.
jcm/mpv





