Durante su intervención en el Centro de Conferencias OR Tambo el mandatario sudafricano subrayó que la fortaleza del encuentro radicó en la amplitud de voces reunidas, bromeando sobre la denominación «G-millón» en contraposición a G20 por su carácter masivamente inclusivo.
«Esto es verdad. Tenemos un G-millón porque se trata de inclusividad, de unir a las personas. Y esta cumbre es posiblemente la mejor de todas las del G20 que tendremos», afirmó Ramaphosa ante representantes de la sociedad civil.
El Presidente trazó además paralelos históricos entre esta cumbre y dos hitos: la Conferencia de Bandung de 1955, donde el Sur Global halló su voz colectiva, y el Congreso del Pueblo de Kliptown, donde se adoptó la Carta de la Libertad sudafricana.
Por su parte, la ministra de la Presidencia y coconvocadora de la cumbre, Khumbudzo Ntshavheni, recordó como más de 100 reuniones preparatorias antecedieron al evento, construyendo consenso en cinco áreas temáticas clave: inclusión digital, cadenas de valor inclusivas, justicia climática, arquitectura financiera sostenible y cumplimiento de agendas globales.
Como resultado se anunciaron siete programas legado. A saber: Una iniciativa del fondo soberano panafricano, Un acelerador público-privado de salud, Empoderar a la juventud y las comunidades mediante infraestructura social inclusiva y sostenible y vías de oportunidad.
Asimismo, Un acelerador para las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) digitalizadas, las finanzas y el comercio para mujeres y jóvenes, el Centro creativo de Tombuctú, creación de Sistemas de educación superior digitalizados alineados con los objetivos de desarrollo de África.
A ellos se suma Garantizar el impacto en la próxima década para asegurar el futuro de las adolescentes y las jóvenes africanas.
En su intervención ante el plenario, Ntshavheni destacó que la Presidencia sudafricana expandió significativamente la participación, incrementando los grupos de interacción y consulta de 14 en Brasil (cumbre previa) a 22 ahora, e incorporando líderes tradicionales y pueblos indígenas Khoi-San, imprimiendo un «toque africano» distintivo al proceso.
Finalmente, Ramaphosa enfatizó que la cumbre garantiza que la acción global se informe con las voces de los más afectados por la pobreza, desigualdad y cambio climático, en lugar de decidir en su nombre.
El mandatario se comprometió a mantener las prioridades de las naciones en desarrollo -transiciones energéticas justas, reforma financiera y protección de vulnerables- en el corazón de la Presidencia del G20.
«Sin importar los vientos contrarios, mantendremos la mirada en el horizonte del progreso y la prosperidad compartida», concluyó el Presidente, subrayando el papel de la Cumbre Social como brújula que guiará la Cumbre de Líderes del G20 hacia decisiones que reflejen las necesidades de todas las naciones.
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