Más de tres millones de personas se han visto afectadas por las inundaciones, que pusieron en emergencia ciudades enteras y en algunos barrios alcanzaron los tejados de las viviendas. Varios de los rescates se realizan en balsas y la distribución de alimentos ha sido posible, en ocasiones, gracias al apoyo en drones y helicópteros.
Numerosos residentes salvaron la vida al subir a los techos, para aguardar un rescate de emergencia.
Calles cubiertas de lodo, automóviles apilados tras ser arrastrados por la corriente, puentes quebrados y escombros dispersos muestran la magnitud de la catástrofe, según imágenes compartidas por las propias autoridades.
El gobierno reconoció que la cifra de víctimas podría aumentar conforme se inspeccionen más zonas.
Al decir del portavoz gubernamental, Siripong Angkasakulkiat, el Ejecutivo prepara un plan de recuperación, sin embargo, las críticas se multiplican por la falta de previsión y la lenta reacción ante la emergencia.
otf/msm





