La reforma estrella de la gestión del presidente Emmanuel Macron es nuevamente manzana de la discordia en suelo galo, después de que en 2023 fuera impuesta sin voto parlamentario y en medio de multitudinarias protestas en rechazo a la extensión de la edad de la jubilación de 62 a 64 años.
En el Hemiciclo, 162 diputados apoyaron la víspera el retorno de la suspensión al presupuesto para el año próximo, 75 se opusieron y más de 40 se abstuvieron.
El respaldo a congelar la reforma hasta el 2028 lo garantizaron representantes del oficialismo, del Partido Socialista (PS) y del identificado con la extrema derecha Agrupación Nacional (RN), mientras que el rechazo lo lideraron los parlamentarios de La Francia Insumisa (LFI), que subrayaron su reclamo de la anulación total de la norma.
La suspensión temporal fue una concesión realizada por el primer ministro Sébastien Lecornu a los socialistas para evitar su caída mediante la censura, estrategia que funcionó y que fue validada por la Asamblea, al incorporarla al presupuesto 2026 de la Seguridad Social.
Sin embargo, el Senado controlado por la derecha revirtió el mes pasado esa decisión, pero este viernes la cámara baja hizo valer el hecho de que en Francia tiene la última palabra en el ámbito parlamentario.
Para el PS, la medida es positiva, aunque su objetivo era derogar la reforma de la jubilación, ya que favorecerá a 650 mil trabajadores, quienes en 2026 y 2027 podrán retirarse más temprano.
Por su parte, LFI denunció una maniobra y exigió la anulación total, criterio similar al esgrimido por los comunistas, fuerza que se abstuvo en la votación.
RN aprovechó lo sucedido para criticar al Gobierno, al señalar que dentro de su propio campo algunos no apoyan la única reforma del segundo quinquenio (2022-2027) de gestión de Macron en el Elíseo.
En cuanto al oficialismo, su visión se atribuye a una acción de supervivencia, en aras de tratar de salvar el presupuesto presentado por Lecornu, guiño dirigido en particular a los socialistas.
Desde las filas conservadoras, Los Republicanos, su jefe de diputados, Laurent Wauquiez, reiteró el rechazo a la suspensión de la reforma, en sintonía con lo ocurrido en el Senado.
También ayer, la Asamblea Nacional francesa adoptó la partida «ingresos» del presupuesto 2026 para la Seguridad Social, un resultado que celebró el primer ministro.
En un voto que subrayó la polarización política imperante en el Hemiciclo, 166 diputados respaldaron el proyecto gubernamental, 140 lo rechazaron y 32 se abstuvieron, en ausencia de casi la mitad de los parlamentarios.
Una vez más los socialistas hicieron de tabla salvadora para el primer ministro, gracias a su concesión de incluir en la Ley de Financiación de la Seguridad Social la suspensión hasta el 2028 de la reforma de la jubilación.
Este voto favorable, si bien alimenta la esperanza, no garantiza que el Gobierno consiga el objetivo de aprobar las leyes de Financiación del Estado y de la Seguridad Social antes de que termine el año.
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