Toda discusión debe partir de ese criterio, además de la gradualidad, diferenciación e integralidad, consideró el director ejecutivo de la Cámara local de la Construcción, José Andrés Ardón, citado por el diario Prensa Libre.
Esto implica que el salario mínimo debe reflejar la productividad de los trabajadores, no debe incrementarse de forma drástica de un año para otro, advirtió la autoridad.
Debe ajustarse a la realidad de los diferentes territorios del país y formar parte de una estrategia más amplia de competitividad nacional, añadió en declaraciones al medio.
“Un aumento elevado como el que se observó el año pasado (del 10 por ciento para actividades agrícolas y no agrícolas) puede tener un impacto en el ritmo de crecimiento del sector formal en el corto plazo, acotó Ardón.
También, añadió, desmotivaría las inversiones a mediano plazo y a largo impactaría en los precios de productos y servicios. Estos efectos los identificamos en diversos sectores y otros podrían ocurrir en el futuro, explicó.
Llamó a tomar en cuenta el impacto con el tiempo y no solo responder ante coyunturas específicas a partir de información incompleta sobre las consecuencias.
La directora ejecutiva de la Cámara del Agro, Carla Caballeros, negó, por su parte, que el salario mínimo deba definirse por decreto presidencial, sino responder a análisis técnicos con posibilidades para la flexibilidad en el tiempo.
La Asociación Guatemalteca de Exportadores y el Centro de Investigaciones Nacionales plantearon que “un incremento salarial desmedido” podría profundizar la desaceleración exportadora.
El ajuste del presente año “quebró una tendencia gradual de 17 años y lo hizo cuando las empresas ya estaban asfixiadas por altos costos logísticos, aumento al servicio energético y una infraestructura debilitada”, señalaron.
Para presidente de la Cámara de Industria de Guatemala, Enrique Font, preocupa que el pliego salarial del 2026 se convierta en un asunto político y no técnico.
La Comisión creada al efecto, a pesar de la presentación de propuestas, terminó sin acuerdos, por lo cual las empresas chapinas comienzan a elaborar sus presupuestos anuales en medio de la incertidumbre.
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