De manera amable, el artista eludió brindar declaraciones a la Agencia Latinoamericana de Información. Se le vio relajado, tomando fotos, mientras pasaba inadvertido para algunos transeúntes con su incipiente barba, las gafas de sol y la boina, aunque no siempre lo logró.
En entrevista reciente con Prensa Latina, manifestó que viajar a Cuba era una intención antigua. “Nunca fue posible, y ahora este festival hace viable este encuentro. Estoy seguro de que será transformador”, comentó.
Acerca de la importancia de esta cita en La Habana, señaló: “Lo que hacemos es esencialmente un intercambio. Un actor se vuelve más interesante a medida que vive experiencias de su día a día. Todos los encuentros nos alimentan”.
Para el Matteo de Terra Nostra en 1999, o el Giusseppe Garibaldi, en la miniserie A Casa das Sete Mulheres (2003), estar en este Festival es una oportunidad maravillosa para “ampliar sus conexiones con el cine latinoamericano.
“Estoy siempre disponible y atento a historias que nos conciernen. El cine es una arena ideal para esto”, aseguró a PL.
En sus palabras, Ribeiro Lacerda fue optimista sobre sus expectativas con respecto a esta visita: “Cada viaje, cada encuentro, cada personaje me transforma y Cuba será, sin duda, un nuevo capítulo en esta historia», concluyó.
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