En intercambio con el director del Teatro Ho Guom de Vietnam, Nguyen Cong Bay, el primer bailarín del Ballet Nacional de Cuba (BNC) y maestro aseguró que a las nuevas generaciones les corresponde desarrollar los sagrados lazos forjados por el gran líder Ho Chi Minh y la prima ballerina assoluta cubana Alicia Alonso, en Hanoi.
Hernández recordó que el BNC se convirtió en la primera compañía cultural en viajar y actuar, en 1964, en la República Democrática de Vietnam (hoy República Socialista de Vietnam), y el propio Ho Chi Minh le confirió a Alonso la Orden del Trabajo de Primera Clase.
El hecho es con justeza considerado el primero y más significativo hito en las relaciones culturales entre dos naciones muy distantes en la geografía, pero ligadas estrechamente por vínculos especiales de solidaridad y hermandad.
Como primer bailarín del BNC, Hernández contó que atesora la experiencia de haber actuado en Ho Guom Ópera, en 2024 y 2025, donde le impresionó el público vietnamita por la cariñosa acogida y la comprensión demostrada hacia su arte.
Cong Bay se interesó por conocer detalles del proceso de enseñanza artística en Cuba, desde los primeros niveles hasta el superior, que comprende edades desde los nueve hasta los 18, cuando los jóvenes se convierten en profesionales.
Además, el Mayor General y Artista del Pueblo mostró interés en establecer futuros vínculos en la enseñanza y la creación artística que tributen al enriquecimiento cultural de ambos países.
Estudiantes de distintos niveles de la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso interpretaron fragmentos de distintas obras, entre ellas, el popular Majísimo, de Jorge García, que expone las raíces ibéricas de la cultura cubana.
Por su parte, el director y primer bailarín elogió el sistema de enseñanza artístico como pilar de la cultura de su país, por la cantidad de glorias que ha producido y continúa formando.
Mientras Cong Bay confirmó que asistirá a la función de apertura de la nueva temporada del BNC en el clásico Don Quijote, el próximo 19 de diciembre, en el Teatro Nacional, con la primera bailarina Anette Delgado y el propio Hernández en los papeles protagónicos de la obra.
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