En las zonas del centro y el sur del territorio nacional, el pueblo Mapuche, el más numeroso del país, celebra el Walüng o Wiñon Antü, que marca una época de florecimiento en la agricultura y el cuidado de los bosques.

Son jornadas de rogativas para pedir prosperidad y de ceremoniales destinados a agradecer a la naturaleza por las cosechas, así como la salud de la comunidad.

Los mapuche tienen una fuerte conexión con la naturaleza, a la cual brindan todos los cuidados posibles y en esta ocasión refuerzan su vínculo con la tierra, el sol y los elementos, como el agua, los vientos y los bosques.

Sin embargo, a diferencia de las culturas occidentales, que están preparando el fin del año y el comienzo del nuevo, este pueblo celebra ese cambio en el solsticio de invierno, entre el 21 y 24 de junio, que marca el regreso del sol y el inicio de un nuevo ciclo vital.

El solsticio de verano ocurre cuando el astro rey alcanza su máxima altura en el cielo y es el día con mayor iluminación y la noche más corta de todo el año.

A partir de mañana comenzará a reducirse de manera gradual la luz diurna hasta llegar al equinoccio de otoño, el 20 de marzo de 2026, cuando el día y la noche tendrán la misma duración.

Los pueblos andinos en el norte del país celebran la ceremonia llamada Qhapaq Inti Raymi, o Gran Fiesta del Sol Rey, que marca el máximo apogeo del astro por el cielo del hemisferio sur. De acuerdo a su cosmovisión, a partir de ahora, el sol comienza su camino adulto, desplazándose con lentitud hacia el norte y debilitándose hasta su muerte y renacimiento, en el solsticio de invierno.

En el extremo sur de Chile para los selknam de la Patagonia estos eran tiempos en los que los espíritus de sus ancestros caminaban por la tierra celebrando la abundancia, el renacimiento y la conexión con el mundo.

También conocido como ona, este pueblo se consideró extinto durante mucho tiempo, hasta que recientemente se comprobó la existencia de descendientes que practican su cultura y tradiciones.

El verano es una temporada de calor intenso en la zona central y muchas personas aprovechan para disfrutar sus vacaciones, viajar a las playas o montañas y realizar actividades al aire libre, dando a las grandes ciudades un aspecto ligeramente más tranquilo de lo habitual.

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